Es de noche, se escucha el tac-tac del reloj. Tac-tac no es un error de escritura. Los relojes mecánicos hacían algo así como un tic-tac. Si hubiese escrito tic-tac habría mentido y no fue por eso que no escribí tic-tac, escribí tac-tac porque tic-tac suena romántico, cursi. Los relojes a pila, los de cuarzo, quartz, digitales, no hacen tic-tac hacen tac tac. Y ahora lo voy a escribir así, sin guión, porque en realidad el tac lo hace cada un segundo, es más, en vez de un guión como para unir las sílabas podemos poner una coma para darle la cadencia exacta a la lectura. Tac, tac.
Olvidemos el reloj. No importa si es un puto reloj mecánico o a pila, o si hace ruido o no o cómo carajo es la cadencia del ruido, sólo escribí lo del ruido del reloj para generar el profundo silencio de la noche. Profundo silencio de la noche también es un conjunto estúpido, romántico,cursi. Un silencio total, mucho silencio y podemos seguir adjetivando el silencio. Al pedo. El silencio es silencio. Imposible que haya más silencio, puede haber menos y en ese caso no habría menos silencio sino menos ruido. Así que el silencio convengamos que es silencio. Esto tampoco a nadie le importa, es una estupidez querer generar una imagen de silencio hablando del ridículo sonido de un reloj si comienzo con: Es de noche. Listo, suficiente. Es de noche, ya todos saben que de noche hay menos movimiento, la gente descansa y se escuchan los ruidos de las tripas, los gatos que caminan por el techo y los pedos que se tira el vecino. Me fui a la mierda. Por no querer ser cursi termino grasa. Es de noche y se escuchan cosas que durante el día no escuchás.
Arranco otra vez.
Es de noche, el viento viene del noreste y escucho el tren como si pasara por la puerta de casa.
Es cierto, pero va de nuevo.
Es de noche, el viento del noreste hace que el tren se escuche muy cerca.
Otra vez.
Es de noche, el tren se escucha cerca.
Y otra más.
Es de noche, escucho el tren.
Puedo escribir sobre la dirección del viento, los puntos cardinales, el cerca, el muy cerca y bla bla bla.
Lo cierto es que:
Es de noche, escucho el tren y me acuerdo del puente de fierro de la estación de Tolosa.
Me sirvo un tinto y recuerdo algo que dijo Raymond Carver:
“Nunca escribí una frase que valiese la pena mientras estaba bajo la influencia del alcohol.”
Bueno, Raymond sobrio era un genio, era Carver. Yo soy Huguito. Y Emiliano, que labura en El Changuito, la vinoteca de Tolosa, me recomendó Cruz Alta, un blend reserva 2010 de la bodega La Rural, así que, mientras escribo me clavo un vino, total, si estuviese o no bajo la influencia del alcohol jamás voy a escribir algo que valga la pena y nadie se va a enterar.
Me acuerdo del puente de fierro de la estación y me siento con un tinto a escribir sobre los puentes.
De eso quiero escribir, de los puentes.
Es de noche, se escucha el tren, me acuerdo del puente de la estación y pienso en los puentes. Me gustan los puentes. A veces son fuertes, a veces son frágiles, los cruzas fácilmente o no, elegís el puente, elegís dónde cruzar y también puenteas, sorteas otras cosas. Elegir dónde cruzar o con quién cruzarte hace que dejes cosas afuera. Elegís y descartás. Me gustan los puentes. Me veo como una isla. A todos los veo como una isla y por eso me gustan los puentes. Cada uno elige un puente para llegar a algún lado o para llegar a alguien o para que alguien llegue. Me encantan los puentes. Pueden ser fáciles de cruzar o te puede costar cruzarlos, algunos pueden ser una onda así como una cuerda floja, pero si elegís cruzarlo vale la pena llegar al otro lado. Más bien desconfía de esos puentes que podés cruzar fácilmente. Me encantan los puentes, me parecen geniales. Me gustan los puentes levadizos, podés elegir cuándo cruzar, dónde cruzar, con quien cruzarte y que lleguen hacia vos. Pero no siempre. Es bueno manejar tu tiempo y tu espacio. Me gustan los puentes pero a veces necesito ser una isla.
No te sientes a mitad de un puente si estás solo
Cuando estoy solo
me gusta
comer en el club
unión y fuerza
sentarme a una mesa con
vista a la plaza iraola
después
caminar
por calle 1
hasta el puente
de fierro
sentarme
y desde arriba
mirar el barrio
un tren
pasa por abajo
me acuerdo de tatín
que el tren
le pasó por arriba
miro la sexta
me acuerdo
de la noche
en el calabozo
miro el playón
de la feria
me acuerdo de la hija
del florista
que me echó flí
miro la canchita de fulbo
donde siempre
perdimos
cuando estoy solo
me siento
en el puente
pero no en cualquier lugar
al medio
ni de un lado
ni del otro
justo
al medio
del puente
no sé por qué
elijo
ese lugar
dónde sólo
me acuerdo
de cosas tristes
no sé
por qué razón
si no te necesito
ni te extraño.
No existe nada más grande en el mundo que una hoja A4. Ni el mundo.
El ojo mira, eso que ve se lo transmite al cerebro y éste, contaminado por la vida, descarta algunas cosas. En eso que descartó el cerebro está la poesía.