Las calles de Tolosa son salvajemente simples

tiene flores

no tiene hojas

                        tiene hojas

                        no tiene flores

no tiene

              ni hojas

              ni flores


                            como la magnolia morada

                                                       es la vida


tirado

en la calle

sin el mechero


                          como el rheem

                                 es el amor


la gente pregunta

                              la hora

                              un lugar

                              una dirección


nadie

          qué nos pasó


estamos rotos

le hacemos hacer

una triste mueca

al mundo

Ni aerodinámica ni psicología

sigo a mis ojos

sin que me vean

buscar

entre las palabras


nada encuentran


siempre estaremos

afuera


no hay

túnel de viento

para las palabras


qué forma

toma el aire

cuando

se mueven

en el silencio


mis ojos y yo

sufrimos

esa recurrente enfermedad del alma

De pibe dominaba la anatomía

en algún momento

perdí el corazón 

en medio del pecho


no lo volví a encontrar


                                    y escribo


aburridas palabritas

de gente grande


El día que volé sobre el mundo de dariolemos en medio de un eclipse solar

hay caminos que no veo

frecuencias que no escucho

a la noche las orejas

se me llenan de silbidos

el marote

entra en resonancia


viajo en barrilete

al pasado y de paso

volteo satélites como piñatas

para que caigan a la tierra

todos los secretos de los dioses


el cielo es mío y de las moscas


no uso ni zapatos ni corbata

dejé de afeitarme


en los bolsillos

llevo viejos y repetidos cuentos

todos conocen el final


no uso almanaques ni agendas

porque vivo de domingo

para organizarme uso relojes

si no voy a hacer nada

es importante

que sea a tiempo


dios no existe

no soportó

todas las cagadas que se mandó

se suicidó

el diablo desplumó a todos los ángeles

y murió de aburrimiento


(mientras escribo esto

se me cayó la copa de vino

se me cayó el mundo)


me gustaba más vivir

cuando el mundo existía


en medio del vuelo

soplo harina al poco aire que queda

para que en los días de lluvia

cuando el salga el sol

caigan panes en mi barrio


no nos olvidemos de las moscas

nosotros los poetas derrotados

tenemos moscas

que nos zumban en la cabeza

no pajaritos


cuando ando por la tierra

camino lento

parece que retrocedo

todos pasan rápido

yo les grito

no se apuren

sientensé

detrás de tanta mierda

hay cosas hermosas


ninguna lengua recuerda sus palabras

repite repite repite repite


en esta selva siempre hay dolor


los versos tienen que andar en bolas

despojados de todo

que cada uno los vista como quiera


Tolosa es mi torre de control

mi marote de avioncito despega a diario

soy un gran piloto de barrilete

que nunca aterriza

va

de estrella a se estrella


Elecciones

saqueamos el pasado

en busca de errores


para repetirlos


aprendimos a dar la patita

a dejar la pelota a los pies del amo

moviendo la cola


creemos haber hecho 

cosas importantes

en cada acto

intrascendente

vergonzoso


no hay analgésicos

para estos dolores

tampoco alcanza

una inagotable

botella de tinto


que difícil saber

quien está muerto

entre tanto cadáver


somos esas fechas

que quedan entre paréntesis

desnudos de palabras


¿El reloj de arena

se llena

o se vacía?


Un poema de Rigolleau

tengo un vaso de vidrio

donde tomaba soda

con un chorro de talacasto

las gaseosas

eran pa las fiestas

sobrevivió 

al golpe de onganía

a la junta militar

a la guerra de malvinas

a las mudanzas

a mis divorcios

a la inundación de Tolosa

vidrio celeste

grueso

irrompible

hoy 

lo uso para tomar 

tinto

o whisky

un objeto inútil

como un poema de vidrio

Instantes nocturnos

el vino siempre

algo te susurra

bebe el poema

incliná la oreja

hacia las palabras

enredate en sus sonidos 

de lengua y de sueños

quemá el poema

mordete la lengua

quebrá el sueño

que no quede nada

ladrá 

sacá corriendo a todo

que quede

sólo lo mudo

la copa vacía




ladrá  sin mirar al cielo

         sin mirarte el ombligo

ladrá con los ojos cerrados




el mundo huele a podrido

el asado está carísimo

y el juego perdido

que no te ensucie 

la mugre nuestra de cada día

que no te arranquen

como yuyo la esperanza




el abismo

no es el lugar

donde podemos caer

el abismo

no es un lugar

el abismo

es un instante

nadie

lo ve venir

caemos

con pies de plomo

con los mismos 

que caminamos

sobre la tierra




entre poemas y tinto

aparece huguito

y me ladra

vos sos ese futuro

que nunca pensé

En los márgenes de Edmond Jabès

I


dios existió

cuando yo era chico

lo mataron

los milicos

la iglesia 


quién nos robó el mundo


en qué momento

se hizo tan pequeño

y la noche tan grande


no sé quién lo creo

no practico ninguna fé

pero sé quien lo está destruyendo

no practico

ninguna fé


hay gente que mira

como si le hubiesen arrancado

la mirada


ya sé que hay que soñar

levantar vuelo

pero me despierto

en medio de una barrena descontrolada

y escribo


II


no sé si algún día

llegaremos al interior de la palabra

siempre nos movemos por sus bordes


nunca entramos

siempre es otra

hay que trabajar para que una palabra

sea la menor cantidad de palabras

pero la leemos

y explota


de una palabra

nace el silencio

del silencio de esa palabra

nace otra palabra

y de ésta

otro silencio

y así

el infinito

la nada


todo


comienza y termina

en el silencio


hay que trabajar el silencio

que rodea las palabras

porque sólo él

las acomoda


el espacio

entre palabra y palabra

es un cielo


hay que buscar

entre las palabras

una respuesta

y saber que la respuesta

es otra pregunta


III


escribir es experimentar la soledad


los versos

se edifican en soledad

el poema

es una secuencia de soledades

la poesía

es la historia de la libertad

de estar solo


todo arranca en la dificultad

en lo inexplicable

en la ausencia


contra el dolor

contra el vacío

contra la nada

donde nace la palabra

para correr los límites

o para borrarlos


a la poesía

no se la lee

se la camina en bolas

entre los versos


el poeta

no está en el libro

la poesía lo abandonó

la poesía

no está en el libro

nada puede contenerla


el poema

se extingue en el poema

El día que me quedé solo con Hermann Karl Hesse

tenés un templo?


seguirá pasando de largo la muerte?


es fácil traicionar a dios 

cuando hay un motivo

que agita el alma


caminamos la noche

soñamos con cosas

para retenerlas


inútil es hacer

una lista de palabras

para ordenar el mundo

sin saber

el plan del universo


hay que nadar

en el silencio

contra la corriente

versos como islas

para no ahogarse


la poesía

una tormenta

rompe en la orilla


ninguna existencia

se conforma

busca 

busca

y busca

darle sentido al mundo

y al fin descubre

que el mundo 

no tiene sentido


quien puede jugar

este juego

sin sufrir


es fácil extraviarse


la poesía

una nube negra

con rayos

flota sobre el poema

miramos el techo

copa en mano

esperando

que algo

nos sea revelado

La estructura que diseñó Joan Margarit Consarnau

no hay un orden

para el dolor

ni un tiempo


en esta intemperie moral

la poesía

es un escudo

también la espada


hay un mundo

del que no nos podemos esconder

y una vida

que nunca viviremos


vamos

tras el rastro de la poesía

para salvarnos

buscamos

en nuestros miedos

en nuestras miserias

abrimos puertas

que no nos llevan

a ningún lado


el poema se cansa

y hace las mismas muecas

de fastidio

que el poeta

pero sabe

que las batallas perdidas

nos van a salvar


cómo alejarse del dolor

qué queremos rescatar en cada verso

son sólo vendas

para tapar las heridas

entonces

escribimos

porque ningún dolor

se merece el silencio

Esto me dijo Saint-John Perse de las palabras

las palabras vuelan

en el espacio del lenguaje

que acecha como un ave rapaz

su libertad

          el cielo

          no es de todos


cagate de risa del lenguaje

a los gritos

desaforadamente

para espantar

a los pavos reales

de la gloria


          hay una jaula

alguien pone un anillo

en las patas de los pájaros

una marca

          que todos miran


en el silencio

habitan las palabras

luchan contra el lenguaje

enfrentan a los vientos

¿dónde se engendran los vientos

que soplan con el único propósito

de arrasar con las palabras y

desparramar los versos?

          el cielo

          no es de todos

nunca es claro el lenguaje 


las palabras

no salen

de la misma fábrica

del lenguaje


          terrenales

          orilleras

          noctámbulas

          cómplices

          de fumatas

          y tintos

no necesitan

ningún cielo


         las palabras

Los tres cuentos que no publicó Robert Lee Frost

escribo un poema

lo dejo bajo la lluvia

me resguardo del diluvio

la hoja flota en un charco

las letras nadan hacia los bordes

va quedando en blanco

abandonan el poema

ahora se tiran de cabeza

al centro de la hoja

dibujan figuras

caligramas en acuarela

que desde el medio del diluvio

miran

como trato de salvarme




el último pájaro que voló sobre la tierra

no vio el último poema

sobre la última hoja que flotó en un charco

tampoco vio el último sol

que no salió más

después del último horizonte

el último pájaro que voló sobre la tierra

entre las columnas de vapor

después del último diluvio

solo decidió volar

no esperó el milagro ni la salvación

tampoco miró desde la altura

la tierra arrasada

ni hacia arriba el cielo que nunca existió

voló 

sin tratar de escapar

voló

hasta caer muerto




este es el último cuento

el que te va a salvar

es un sueño

el que quieras


Un tango entre crepúsculos para Luis Yanischevsky Lerer

orejea los días

miente

y se la juega


para qué pedir pan y trabajo

entre tanto vicio


en la orquesta

de esta música

mis versos

son un contrabajo

que ronca y ronca de tedio


encaro el mundo

con el lápiz entre los dientes

leyendo poemas

para marcar algunos versos

estúpidos


corrientes y talcahuano

vos           en el estaño

yo           en el capriatti

nos perdemos en un vino

que queme la sed

para reírnos

de las tristezas


no esperamos

limpiarle el parabrisas a dios

cuando pasa por la esquina

ni que baje la ventanilla

y nos tire un día más

siempre sigue de largo

nosotros nos cagamos de risa

no sólo de las tristezas

sino también

del sticker de la luneta

donde dice que nos ama


entre la nada

que venimos

                                   y la nada

                                   que nos vamos

                       todo

                     es poco


no espero nada

sólo poder escribir

cuando no doy más


las hambres

los hombres

ensañan

enseñan

poético

patético


no paro de dudar

de cometer errores

de buscar

sigo perdiendo

vivo en la derrota

busco en la decadencia

en el capitalismo

en la agonía


las palabras

                  se enredan

                                   en el humo

                  patinan

                                   en el alcohol


no se puede volar

con una pluma

viste

como son los poemas

no dicen nada


sólo

          te llena ese silencio

          entre verso y verso

ahí

          donde hacés tuyo

          el instante de otro


hay que estar atentos

a las palabras

que se confunden

con el silencio


cuál es la palabra mágica

no me digas

que no existe

decime

qué hacer

Luis

Un poema e’negro pa Nicolás Cristóbal Guillén

qué problema ser negro

mi querido Nicolá

en Cuba

en Tolosa

en cuaquié lugá


rumba ron

candombe ginebra

pa espantá las culebras

pa espantá las culebras


tambor zurdo redoblante

bombo platillo tamboril

entre la charanga

por acá de negros jetones

de mulatos bembones por ahí


canto negro bien negro

por el barrio e’las mil casas

por Tolosa truena el tambó

ñeque ñeque el tambó

estalla explota revienta

como Changó

como Changó


Momo rie

Momo baila

cosa’e negro

contra el mostrú

ni batista

ni videla

ni e e u u


mueva mueva

negro ñañigo

mueva mueva

mulata mamey

allá sóngoro cosongo

acá explota el tambó

qué chevere ser negro

ñeque ñeque reñeque Ochún

gualicho cosa e’negro

gualicho contra el mostrú

Granjita de rehabilitación

la tanza pasó

cerca de la oruga

dejé la bordeadora

le calcé una hojita

entre las patas

y en la alfombra voladora

la llevé

hasta las asclepias

tomá

llenate la panza

y cuando salgas

de la crisálida

volá sola

disfrutá unos días

después

terminé de cortar el pasto

y regué en silencio

Este no es un cuento chino de John Ashbery

este es un epígrafe

que a nadie le importa

de un poeta

que nadie conoce


tendríamos que tachar

algunas cosas

otras borrarlas

a las palabras

las afecta el tiempo


por no tirar el lastre

somos parte del naufragio


la repetición hace

que las cosas sucedan


        la gente en la calle parece

feliz

       la gente en la calle perece

feliz

       la gente

feliz

      está en las publicidades


quién administra

los momentos

de felicidad


la vida

siempre se mete

en nuestros planes


hay que ir atrapando momentos

no todas las superficies

sirven para un beso


               yo

escribo

con          mi

lapicera

en           mi

papel


ni el poema

ni el poeta

la poesía


que un día

se parezca a otro

no afecta el clima


todos somos parte del chiste

que pensamos como algo serio


no sé si es mejor estar

despierto

o dormido

Esto me dijo Carlos Barral Agesta sobre qué piensa del mundo

somos

un sobresalto


dudamos

de la ternura


podríamos haber sido

animales hermosos

pero tenemos

el lenguaje inútil


el cielo

está atado con alambre

todo

es una espera

la del amor

la de la muerte


habrá una señal

un aviso

o nos vamos

sin recordar nada


me duele el corazón

que alguien

me tache los ojos

sólo

veo tormentas

necesito

que rescaten a diario

un poquito de mi


no hay una ortopedia

donde encontrar

pedazos perdidos


necesitamos

sonreír

tropezar con un cuerpo

piel ardiente

silencio húmedo


no hay sombras

donde vagan las manos

Una carta para Elvio Romero

disculpá que tardé tanto en escribirte

en todo este tiempo

estuve pensando en tus palabras

de habitante del silencio


nos vamos repitiendo

para cambiar las cosas

dónde están las sonrisas

entre tanta fatiga


desde dónde nos miran

nuestros muertos

cuando los busco

no sé por qué miro al cielo

si son parte de la tierra

los busco también en otros ojos

pero no hay manera

de negociar con la muerte


la búsqueda comienza en la herida

ese pedazo que nos falta


somos hombres del Sur

de la Cruz del Sur

no sé si hay una estrella

que marque el camino

son sólo estrellas

quizá ni existen

sangre en la selva

sangre en la nieve

la patria está llena de agujeros

pedazos deshabitados

miserias y traiciones

nos instalaron en la memoria

un reino de violencia


llegamos a los veinte

entre milicos

dictaduras

guerras

pero mi viejo

cuando nací

llevó flores al hospital

una

dos 

tres

cuatro veces

fuimos escombros

y nos volvimos a armar

con muchas menos piedras


sigo con la búsqueda

de la Tierra-Sin-Males

querido amigo

nos vemos

en la Yby-Ñomimbyré