no hay un orden
para el dolor
ni un tiempo
en esta intemperie moral
la poesía
es un escudo
también la espada
hay un mundo
del que no nos podemos esconder
y una vida
que nunca viviremos
vamos
tras el rastro de la poesía
para salvarnos
buscamos
en nuestros miedos
en nuestras miserias
abrimos puertas
que no nos llevan
a ningún lado
el poema se cansa
y hace las mismas muecas
de fastidio
que el poeta
pero sabe
que las batallas perdidas
nos van a salvar
cómo alejarse del dolor
qué queremos rescatar en cada verso
son sólo vendas
para tapar las heridas
entonces
escribimos
porque ningún dolor
se merece el silencio
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