Mis miedos duermen durante el día
y llegan cada noche
frescos
como nuevos
a un falso universo sin horizonte
que contemplan mis ojos bien abiertos
cerrados por el sueño
y cuando a lo escrito se lo lleve el viento
a un mundo insólito sin criaturas humanas
una mujer de hielo
sobre una extensión absoluta mente blanca
cubrirá sus ojos con una venda maravillosa
para jugar al gallito siego de mis heridas.