Esto me dijo Carlos Barral Agesta sobre qué piensa del mundo

somos

un sobresalto


dudamos

de la ternura


podríamos haber sido

animales hermosos

pero tenemos

el lenguaje inútil


el cielo

está atado con alambre

todo

es una espera

la del amor

la de la muerte


habrá una señal

un aviso

o nos vamos

sin recordar nada


me duele el corazón

que alguien

me tache los ojos

sólo

veo tormentas

necesito

que rescaten a diario

un poquito de mi


no hay una ortopedia

donde encontrar

pedazos perdidos


necesitamos

sonreír

tropezar con un cuerpo

piel ardiente

silencio húmedo


no hay sombras

donde vagan las manos

Una carta para Elvio Romero

disculpá que tardé tanto en escribirte

en todo este tiempo

estuve pensando en tus palabras

de habitante del silencio


nos vamos repitiendo

para cambiar las cosas

dónde están las sonrisas

entre tanta fatiga


desde dónde nos miran

nuestros muertos

cuando los busco

no sé por qué miro al cielo

si son parte de la tierra

los busco también en otros ojos

pero no hay manera

de negociar con la muerte


la búsqueda comienza en la herida

ese pedazo que nos falta


somos hombres del Sur

de la Cruz del Sur

no sé si hay una estrella

que marque el camino

son sólo estrellas

quizá ni existen

sangre en la selva

sangre en la nieve

la patria está llena de agujeros

pedazos deshabitados

miserias y traiciones

nos instalaron en la memoria

un reino de violencia


llegamos a los veinte

entre milicos

dictaduras

guerras

pero mi viejo

cuando nací

llevó flores al hospital

una

dos 

tres

cuatro veces

fuimos escombros

y nos volvimos a armar

con muchas menos piedras


sigo con la búsqueda

de la Tierra-Sin-Males

querido amigo

nos vemos

en la Yby-Ñomimbyré